Uno de los videojuegos más vendidos y más bien puntuados en su salida.
Un asunto antiguo.
Pocos juegos han resultado más educativos en materia mitológica como el God of War (y quizás también el Age of Mythology, pero eso ya es otro tema). Las aventuras del semidiós espartano Kratos resultaron tan entretenidas como pedagógicas, a partir de sus enfrentamientos con personajes de la mitología griega y nórdica. Por eso hoy hablaremos de la relación entre mitología y videojuegos en el legendario God of War.
Mucho entretenimiento y un poco de pedagogía
Desde los enfrentamientos con héroes como Perseo, Heracles y Teseo, pasando por especies mitológicas como arpías o minotauros, hasta los cruces con titanes como Cronos y dioses como Zeus, cada uno de ellos brindaba una nueva lección cultural e histórica.
Lógica pura: la violencia funciona en los mitos y los videojuegos
La Grecia mitológica consta de algunas de las historias más violentas, crudas y despiadadas en la cultura occidental. Conquista, venganza, furia e ira son conceptos habituales en la historia, por lo que no es de sorprender que le sienten tan bien en el idioma de los videojuegos.
Dioses jodidos
Todos lo pensamos: para ser dioses, todos tienen sus maldiciones. Muchas veces caprichosos, casi siempre crueles y constantemente altaneros, los panteones que atraviesa Kratos son un buen reflejo de cómo percibían los griegos a sus dioses. Altamente alejada de la concepción cristiana de una deidad benevolente y justa, los pueblos antiguos depositaban en sus dioses la personificación de un universo muy similar al humano, a menudo para explicar sus propias injusticias y crueldades. En muchas ocasiones hemos tenido ganas de pegarles una buena hostia a esos engreídos, por lo que agradecemos que Kratos haya podido hacerlo por nosotros.
Una de las mejores relaciones entre la mitología y los videojuegos es el odioso comportamiento de los dioses, y God of War lo ha retratado magníficamente.
Un protagonista ideal
Kratos era un guerrero espartano y un hijo involuntario de Zeus que conjugaba a la perfección todos estos elementos habituales de la mitología griega. Por ende, se erigía como el protagonista adecuado para una saga que haga de las leyendas y mitos basados en deidades su fuerte. Aquiles, Orestes y Teseo en un sufrido y fantástico personaje.
A través de seis juegos, el guerrero espartano abrió su camino enfrentándose a todo el panteón, enojando a unos cuantos dioses y semidioses, pero recibiendo de vez en cuando la ayuda de la genial Atenea.
Lo correcto y lo incorrecto
Una de las cualidades que definen el concepto de mito es que es una historia compartida por el boca en boca, cobrando vida a través de sus infinitas variantes. Cada cultura puede tener su propio versión del mismo mito, por lo que no hay verdades o mentiras, correctos e incorrectos. Una nueva versión de una narrativa no entra en conflicto con una primera versión, ya que ofrece una perspectiva fresca y mantiene al mito vivo y relevante.
De este modo, God of War ofrece una interacción constante con el mito a raíz de las libertades que se permite en su representación. Con este accionar, los creadores se convierten en nuevos portadores del mito de Kratos, y nosotros nuevos oyentes. Un maravilloso ciclo que nunca debería terminar.
Su regreso.
En su última edición, God of War (2018), Kratos debe enfrentarse a la mitología nórdica, protegiendo a su hijo Atreus de un despiadado Odín y el resto de sus deidades. De forma magistral, los desarrolladores reencarnan el espíritu nórdico, a partir de algunas libertades creativas que les permitieron contar historias que se sienten más realistas que las originales. Imaginación, creatividad y entretenimiento, la mejor relación entre mitología y videojuegos fue dada en God of War.