Tenemos que hablar de un concepto nuevo que un gamer promedio no está familiarizado:

player driven (algo así como “jugador conductor”) significa que los jugadores modifican el juego haciéndose cargo de cuestiones como la economía del mismo y sus diferentes versiones. Juegos como Minecraft, Elder of scroll: Skyrim, GTA V, y San andreas,  Half life, Warcraft 3, entre otros, sigue vigente gracias a las posibilidades de modificación por parte de los usuarios (los tan conocidos «mods»). Los desarrolladores a veces hacen la vista gorda o hasta incluso fomentan este tipo de hechos, ya que generan tráfico y perpetuidad en la firma (una práctica que parece no tener fin). 

Pero además Minecraft fue vanguardia de manera innegable. Un juego en pixelart, un mundo abierto que cambia cada vez que comienzas una nueva partida,  en el que puedes hacer muchísimas cosas, construir acorde a los objetos que recolectes, todo esto sin objetivos claros (solo hay algunos logros que puedes ganar), a eso sumarle su modo creativo (del que hablaremos más adelante), y que con un pendrive puedes guardar tu mundo y luego jugarlo en otro lado… Sí, sí, nada de esto suena novedoso, pero para el año 2009 todas estas características eran impensadas. Los primeros años de Minecraft fueron un BOOM absoluto, y se mantiene vigente con una comunidad férrea, con miles de «mods» y con la abultada billetera de Microsoft  a sus espaldas (Microsoft adquirió Minecraft por la módica suma de 2500 millones de dólares en 2014). 

A eso debemos sumarle los miles de juegos que sacaron su “versión Minecraft”  tales como ARK pixel art, Dragon Quest, Cube World, Lego worlds (franquicia que fue cómo anillo al dedo), Terraria, Mini world, y una larga lista de etcéteras que, como dice la frase: “el que no conoce a Dios, a cualquier santo le reza”.