videojuegos traumas - Eternal Darkness

Juegos que nos llevaron a lugares oscuros de nuestra mente.

Traumáticos y adictivos.

El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es una afección de salud mental que algunas personas desarrollan tras involucrarse en algún suceso traumático. Este episodio puede poner en juego la vida, pero en ocasiones no tiene por qué ser necesariamente peligroso. El mundo de los videojuegos no ha quedado libre de generar algunos trastornos a sus usuarios, por lo que hoy les contaremos sobre tres videojuegos tan terroríficos que pueden crear traumas.

Amnesia: The Dark Descent.

Desarrollado por Frictional Games, el juego de terror psicológico lanzado en 2010 construyó un viaje al castillo de Brennenburg, donde el jugador atravesaría una aventura de horror al borde una crisis nerviosa.  El punto más fuerte del planteo de Amnesia es la constante sensación de seguridad: el sentimiento de estar indefenso y la total certeza de que algo horrible va a ocurrir genera que mantener la cordura sea tan difícil para el protagonista como para el usuario. Encender una luz, moverse en la oscuridad y mantenerse oculto hacen del funcionamiento psicológico del juego algo excepcional, convirtiéndose en una de las mejores y más escalofriantes aventuras en primera persona.

VideoJuegos traumas - Amnesia The Dark Descent

Silent Hill.

Corría el año 1999 y Keichiro Toyama y Konami se encargaban de crear una de las mejores sagas en la historia del videojuego de terror. Recurriendo a los mejores pasajes de Stephen King y Dean Koontz como inspiración, Silent Hill se erigió como el pilar fundamental del survival horror. La trama consiste en la travesía de Harry Mason en búsqueda de su hija Cheryl en la ciudad de Silent Hill. A medida que el juego transcurre, Harry encontrará los secretos mejor guardados de la ciudad y del misterioso culto que hay en ella. Jugando con la angustia humana, los miedos más conscientes e inconscientes, la neblina y el ruido blanco de la radio, la primera edición de la saga de Konami se convirtió en un videojuego de verdadero y adictivo trauma en sus jugadores, deviniendo en un clásico del gaming.

Videjojuegos traumas - Silent Hill

Eternal Darkness: Sanity's Requiem.

El primer lanzamiento orientado a mayores de edad de Nintendo fue una de las joyas de los primeros años de los 2000. Eternal Darkness: Sanity’s Requiem, desarrollado por Silicom Knights envejeció muy bien y continúa siendo uno de los favoritos del público. ¿Por qué? Su distanciamiento de los recursos clásicos del survival horror en favor de conceptos dignos del universo de Lovecraft, como la cordura y las condiciones mentales, lo hicieron único en su especie. El jugador encarnará a Alexandra Roivas, una joven que debe hacerse cargo de la mansión que hereda de su abuelo Edward, quien ha sido asesinado. La falta de competencia de la policía la llevará a investigar por su cuenta el asesinato y averiguar los horrores que acechan a su familia. 

Eternal Darkness no demora en convertirse en un thriller psicológico en el que el personaje sufre un desgaste psicológico y una tensión emocional que son muy bien transferidas al jugador, a partir de los efectos sonoros, visuales y el medidor de cordura. Un clásico de las experiencias traumáticas del gaming.

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Bonus: P.T. Silent Hills.

Si bien solo fue un avance interactivo y su versión definitiva nunca salió al mercado, esta pequeña demo de Silent Hills que iba a estar disponible solo para PS4, generó más sustos que muchos juegos en su totalidad. Con un staff de estrellas, encabezado por la actuación de Norman Reedus y la dirección de Hideo Kojima y Guillermo del Toro, P.T. nos metía en un loop infinito, en primera persona recorriendo los pasillos de una siniestra y oscura casa. Suena sencillo, pero la ambientación, lograda con unos efectos sonoros angustiantes y una limitada visión, hacen de la experiencia P.T. una de las más horribles y adictivas que se pueden encontrar. Si bien la versión completa nunca salió, marcó el camino para títulos como Visage y Allison Road, y nos hizo ver lo terroríficos que pueden llegar a ser los buenos videojuegos.